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viernes, 5 de diciembre de 2008

Por qué las argentinas no somos feministas

Un artículo en Página12 de ayer jueves 4 de diciembre pone en primer plano la relación entre feminismo y psicoanálisis. En Argentina esta mixtura adquiere un nuevo rótulo: Psicoanálisis de género. Y es que la plabra "feminismo" en estas pampas, tiene significados peyorativos, usándose como antónimo de "machismo", ideología que sostiene la superioridad del macho sobre la hembra y por lo tanto de unos seres humanos por sobre los otros. Erróneamente se considera que el feminismo, en cambio, propondría la superioridad femenina. Desde luego, esto no es así, por muchos ejemplos de mujeres airadas que encontremos en las filas de feminismo. El feminismo es una revolución dentro del marco democrático, que reclama por "libertad, igualdad, fraternidad" para mujeres y niños, marginados en una sociedad que difícilmente consigue poner en práctica sus ideales de justicia. Más tarde, se vería que los reclamos por "igualdad" no conseguían satisfacer las necesidades del rol y surgiría el feminismo de "la diferencia", es decir, iguales derechos para diferentes condiciones. Porque hombres y mujeres somos tan semejantes como lo son nuestras manos entre sí, pero tan diferentes también. Necesitamos pensar una igualdad no idéntica sino simétrica. ¡No será eso lo que las mujeres argentinas están diciendo al rechazar el término "feminismo"? Porque el inconsciente de los colectivos humanos a veces tiene tantas dificultades para hallar palabras que lo expresen como cada sujeto individual. En favor de esta tesis, diré que la mujer argentina puede contarse entre las mas "liberadas" no sólo de Latinoamérica sino también del mundo, al menos es lo que mi propia experiencia me permitió apreciar en los viajes que tuve la suerte de hacer. Como dice la autora del artículo mencionado, el psicoanálisis es una profesión mayoritariamente femenina. Pero también lo es el magisterio y ahora la medicina, entre otras. No fueron espacios que las mujeres ocupamos fácilmente. Ni en lo público ni en lo privado y mucho menos en nuestro mundo interno. Los lacanianos nos miraban con sorna cuando hablábamos de "la mujer" porque, ya se sabe, "la mujer no existe". Existen las mujeres, una mujer y otra mujer" con lo cual, claro está, quedaba impedida la lucha por los derechos colectivos al no poder conceptulizarnos a nosotras mismas. Tampoco podíamos interrogarnos, porque decir "¿qué es ser mujer?" no era equivalente a preguntarse "qué es ser hombre". Si esta pregunta funda la filosofía, la otra funda la patología: éramos unas histéricas. Pero no íbamos a perder la lucha en terrenos epistemológicos. Hay mujeres tan inteligentes como para dar vuelta el discurso psicoanalítico y utilizarlo de fundamento para desarrollar teorías propias citando a Lacán. También se habla en el artículo mencionado de "mística". Y si, lo reconozco, una emoción casi mística me invadió cuando "El feminismo espontáneo de la histeria" llegó a mis manos. !Bendita tu seas, Emilce Dio Bleichmar entre todas las psicoanalistas de mi patria!. Gracias al psicoanálisis de género las mujeres pudimos dejar de buscar el "orgasmo vaginal" y de intentar responder "qué hicimos" para ser golpeadas, maltratadas, humilladas por nuestras parejas. La respuesta fue clara como una iluminación: estar. Lo único que las mujeres hacemos mal en temas de violencia es quedarnos a soportar al violento, al déspota, al machista. Pero claro, ni siquiera eso es fácil para nosotras. Revelarse a la violencia representa irse,tener trabajo y con quien dejar a los chicos: feminismo de la diferencia. Y feminismo de la diferencia o no,las mujeres que consiguieron un mínimo espacio de poder armaron refugios, escribieron libros, organizaron comisarias y criaron hij@s con "otra cabeza". Si lo conseguimos lo dirán ell@s.
No: las mujeres argentinas no quieren ser feministas "porque no odiamos a los varones". Y está bien. Cuando se habla de feminismo en la Argentina, se impone la necesidad de nombrar a Eva Perón, una mujer que consiguió ser reconocida sin necesidad de apelar a nada más. Decimos "Evita" y cualquiera sabe de quien estamos hablando. A los argentinos nos gusta jugar con las palabras. ¿Quién no escuchó decir -o dijo-: "soy peronista de Eva"? Y bueno, las argentinas somos feministas sin feminismo, aunque por ahora, "no hay hombres" pero eso, seguramente, cambiará en algún momento, porque damos a luz hijos de ambos géneros. AF