La casa
vieja sacude sus capas de mugre y óxido,
abre las
puertas,
se le agrandan
los ojos y las ventanas.
Una brisa
indiscreta empuja los postigos, se cuela
hasta la
sala,
sacude una
lamparita y la luz se estremece
como en un orgasmo.
como en un orgasmo.
Bajo las capas reiteradas de pintura,
se ve que todo,
alguna vez,
estuvo pintado de verde.
-Es la hora
-dicen-
Van a llegar lo invitados.
Van a llegar lo invitados.
De pronto, desde muy alto, una copa se precipita al vacío y
las
astillas salpican
por todas
partes.
La casa,
casi sangra, pero
una escoba
solícita acude para dejar las cosas
como
estaban.
Los
portones se abren, y los que fueron convocados, entran.
Suena la
música.
Nadie sabe
que la casa
de hoy, reestrena los latidos de ayer,
porque todo, alguna
vez,
siempre,
siempre,
estuvo pintado de verde. AF